Las enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS) pueden ocasionar daño a diferentes órganos del cuerpo.
Más de 170 médicos internistas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) se dieron cita en Madrid en la XIV Reunión del Grupo de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas (GEAS-SEMI). Los expertos analizaron las principales novedades diagnósticas y terapéuticas en este tipo de patologías, que constituyen un grupo heterogéneo de enfermedades con manifestaciones clínicas diversas y que pueden ocasionar daño a diferentes órganos y conllevar situaciones clínicas graves. Se sabe que todas, en su origen, comparten un fallo del sistema Inmune, que deja de realizar su trabajo adecuadamente y pasa a producir daño en los propios tejidos y células del organismo.
Dentro de las EAS, las más frecuentes son el Lupus Eritematoso Sistémico (afecta a 1 de cada 10.000 personas en España) y el Síndrome de Sjögren (lo padece el 0,5% de la población). Otras EAS serían la esclerodermia, el síndrome antifosfolípido, las miopatías inflamatorias y las vasculitis sistémicas. Muchas de ellas se tratan actualmente con inmunosupresores y medicamentos biológicos.
El Dr. Jesús Díez Manglano, presidente de la SEMI recordó que “las enfermedades autoinmunes sistémicas entran claramente dentro del campo de acción de los médicos internistas. Además, este tipo de enfermedades requieren de un abordaje integral”. Por su parte, el Dr. Salvador García Morillo, médico internista de la SEMI, reiteró la importante labor de los médicos internistas en cuanto a “actividades docentes y de investigación sobre las enfermedades autoinmunes sistémicas”. También recordó que las EAS constituyen una “entidad de patologías en aumento”.
Avances en Lupus Eritematoso Sistémico y el Síndrome de Sjögren
El Dr. Gerard Espinosa, del Servicio de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas del Hospital Clinic de Barcelona, participó en la mesa sobre lupus y abordó en qué pacientes con nefritis lúpica puede ser eficaz belilumab. Reiteró que habría que “dejar de pensar solamente en enfermedades y pensar también en vías patogénicas”. La moderadora de la mesa, la Dra. Isabel Perales, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Infanta Sofia de Madrid, hizo mención a la “heterogeneicidad del lupus”. Una comunicación versó sobre Síndrome antifosfolípido catastrófico (supone el 1% de todos los síndromes antifosfolípidos y suele presentarse con afectación de 3 o más órganos y con un 37% mortalidad en 2016). Se trata de una entidad infrecuente y un reto no solo terapéutico sino diagnóstico. En el 70% de los casos puede identificarse un factor precipitante.
Otra comunicación versó sobre Síndrome de Pulmón encogido asociado a LES. Con una prevalencia de entre el 0,8-1,6%. Suele presentarse con disnea injustificada y elevación diafragmática. Se trata de una patología rara. Y debe “sospecharse cuando exista disnea y dolor pleurítico en pacientes por LES”. En la mesa redonda sobre Capilaroscopia, moderada por el Dr. Alfredo Guillén del Castillo, de la UEAS-Servicio de Medicina Interna del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, se incidió en que se trata de “una técnica diagnóstica cada vez más determinante en enfermedades autoinmunes sistémicas”.
El Dr. José Antonio Todoli, de la UEAS-Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Fe de Valencia, presentó las últimas novedades en capilaroscopia. Así, Dr. Todoli indicó que “el posicionamiento de este técnica capilar en la esclerodermia es muy interesante, ya que siempre cabe la esperanza de que sirva para controlar el tratamiento de ese grupo de enfermedades de la piel. La disminución capilar en estos pacientes es uno de los síntomas más significativos que se observan en su avance”.
Por su parte, la Dra. Esther del Corral Beamonte, del Servicio de Medicina Interna de Hospital Royo Villanova de Zaragoza, abordó el “Long-COVID”. Indicó que «A día de hoy no tenemos un consenso sobre cómo llamar a este conjunto de pacientes que siguen presentando síntomas después de la infección aguda”. «En algunos estudios se ha encontrado que pacientes asintomáticos seguían teniendo el virus en el intestino delgado, por ejemplo. O, también, se ha encontrado la persistencia del virus en personas a través de otro tipo de fluidos corporales. En cuanto al tiempo, se ha hablado de persistencia sintomática de entre cuatro a doce semanas, pero también de que puede llegar hasta seis meses. Debemos establecer un periodo de tiempo concreto, a partir del cual no sea normal que el paciente no se haya recuperado», recalcó la Dra. Beamonte. Finalmente, se puso de manifiesto también que la ausencia de consultas presenciales por el Covid-19 ha conllevado “retrasos diagnósticos de nuevos pacientes con EAS” y “mayor dificultad para instaurar nuevos tratamientos”.